01 abril 2011

EUSKADI ANTE UN NUEVO TIEMPO. Nueva Economía Fórum. Tribuna Euskadi. Bilbao, 01 abril 2011. Iñigo Urkullu Renteria. Hace poco más de seis meses comparecí en este mismo foro. Desde entonces se han producido algunos acontecimientos, unos internos, otros externos a nuestra Comunidad, que han alterado, en mayor o menor profundidad, la situación que por entonces se presentaba. El contexto global en que vivimos: Gustokoa dut "Euskadi munduan" esaldia. Azken hilabeteetako gertakizunak errealitate honen isla argia izan dira. Gero eta eragin handiagoa du gure herrian munduan gertatzen denak. Vivimos en un mundo más abierto, en el que se producen variaciones, grandes y pequeñas, que nos mantienen ante un mapa de mayor incertidumbre. Hoy es más difícil elaborar un diagnóstico sobre el futuro de nuestro panorama político, económico y social. Estos meses hemos vivido acontecimientos que están abriendo debates de gran calado. De su resolución va a depender una buena parte del camino que como sociedad debamos seguir. Euskadi no es una isla. Ni puede ni debe serlo. Ni en lo político, ni cultural, ni en lo social ni económico. Nuestra vocación es abrirnos hueco en el mundo. Ser protagonistas de nuestro futuro y, para ello, afrontar la creciente globalización por medio de, entre otras herramientas, un creciente proceso de internacionalización de Euskadi. Comencemos por el contexto externo. Nos encontramos con dos acontecimientos que han dominado el escenario internacional. Por una parte, la convulsión que se vive en el mundo árabe, que ha conocido un proceso de revueltas generalizadas que tuvieron sus primeras consecuencias en la caída de los regímenes de Túnez y Egipto. En segunda derivada, nos enfrenta hoy a un conflicto armado en Libia. Además, son constatables movimientos de fondo en otros estados. Más profundos en Bahrein, Siria y Yemen y de menor intensidad en Jordania, Irán, Argelia y Marruecos. Hay “marejada” en el mundo árabe. Es una evidencia cuya dimensión no podíamos imaginar hace unos meses y que producirá cambios notables en el complejo y dinámico sistema geopolítico mundial. El segundo punto caliente es Japón. Un devastador terremoto, seguido de un destructivo tsunami, mantiene en vilo a la opinión pública mundial. Sus consecuencias han sido catastróficas, tanto en pérdida de vidas humanas como materiales, con el añadido de la crisis nuclear de Fukushima. Este hecho ha reabierto el debate, nunca cerrado, de la energía y como una aplicación del “efecto mariposa”, ha tenido consecuencias políticas en las recientes elecciones de determinados Läender de Alemania. Siendo necesario, no obstante, atender sus propias circunstancias. Antes de continuar quiero reiterar mi solidaridad, y la de EAJ-PNV, a todas las víctimas de Japón, así como a las miles de personas que han perdido la vida en los conflictos del mundo árabe. Las vidas humanas que se pierden, aunque sean lejanas, vidas humanas son. No nos podemos resignar ante ello y debemos mostrar, siempre, nuestro dolor y solidaridad. El impacto en la gobernanza internacional y la afección socio-económica: Diruak mundua mugitzen duela esan ohi da. Gaur, ideia hau egi orokor batetan bihurtzen ari da. Mundu bakarrean, mundu globalean, ekonomiaren garrantzia areagotu egiten da. Explicito dos consideraciones previas antes de analizar el impacto de estos nuevos desafíos: Por un lado, en el mundo árabe, resulta alentador que sociedades oprimidas por regímenes antidemocráticos se rebelen contra sus dirigentes en defensa de los derechos humanos y las libertades públicas. En cuanto a la intervención internacional en Libia, hemos manifestado nuestro respaldo. Eso sí, a una intervención temporal y limitada, siempre, bajo la legalidad internacional representada en el sistema de protección y seguridad de las Naciones Unidas. Deben ser las propias sociedades afectadas las que determinen cuáles son los pasos que deben protagonizar para modificar el sino de sus vidas. Por otro lado, quiero subrayar una reflexión adicional. Resulta sonrojante que las principales potencias y organismos internacionales hayan dado la impresión de haber jugado a “escurrir el bulto” al afrontar las revueltas en el mundo árabe. El miedo al caos ha estado, probablemente, en el origen de que el apoyo a estas revueltas se haya hecho tibia y, sobre todo, tardíamente. Este es un factor –el miedo a lo desconocido, a la pérdida de posiciones económicas o de intereses geoestratégicos- que debe ceder ante otros principios como la defensa de la libertad y los derechos humanos o la protección de la población civil amenazada. Estos acontecimientos han convulsionado la inquietante situación mundial, en la que la crisis económica global sigue sin despejar el horizonte. Estos acontecimientos nos refieren nuevas incógnitas globales que nos afectan a todos. En la Unión Europea, incrementan muy especialmente las debilidades ya constatadas en la gobernanza política y, en la económica, lo hacen las debilidades ya constatadas en Grecia e Irlanda, ahora en Portugal, y quién sabe si más adelante en España. PIGS o GIPS. En uno y otro caso, España parece estar al final de esta escapada, parafraseando el título cinematográfico. La situación económica en el Estado español: Espainiako egoera ekonomikoa krisi sakon baten atarian egon da. Eta oraindik egoera larrian jarraitzen du. En el Estado español todavía planea la hipótesis de una intervención, porque la situación de incertidumbre e suma a los males ya conocidos. Seamos claros en el diagnóstico. Primero, y ligado a la crisis financiera, el estallido de la burbuja inmobiliaria. Segundo, un preocupante endeudamiento público y privado. Tercero, la fragilidad del sistema financiero. Cuarto, el enorme desgaste social generado por las elevadas tasas de paro. Quinto, la escasa actividad económica que demuestra la nula capacidad de reacción de una economía desestructurada, la falta de un modelo productivo fundamentado. Y por encima de todo, la grave situación de inestabilidad política, que atenaza las posibilidades de una respuesta unánime y consensuada frente a la crisis. No se genera confianza, y sin confianza no hay reactivación. A "España no le va bien": ese es un diagnóstico notorio. Lo hemos dicho en más de una ocasión, a la economía vasca le conviene que a "España le vaya bien". No en vano un tercio del mercado de nuestras empresas ha tenido en el Estado su ámbito tradicional de relación. El problema es que las perspectivas, a corto o medio plazo, no invitan a ser optimistas. El Partido Nacionalista Vasco querría ser más positivo en su análisis, pero todas las opiniones de expertos que hemos recabado nos indican que el panorama no resulta halagüeño. Resulta, por el contrario, más bien inquietante. La del Estado español es la única economía de la Unión Europea que no crece de manera constatable. El crecimiento, más allá de décimas positivas, se mide en la capacidad de generar empleo. Y España no crea empleo. Al contrario, se sigue destruyendo empleo. Determinados analistas, adelantan incluso, que para el próximo 2012, la tasa de paro en España podrá superar el 22%. Esto significa que la cifra de personas desocupadas se puede acercar a los cinco millones. El agravante de esta situación es el elevado déficit público y privado, así como el incremento de la inflación, no compensada por un crecimiento proporcional del consumo. Todo ello, con la amenaza latente de un incremento de los tipos de interés que, de producirse, puede estrangular cualquier atisbo de crecimiento de la maltrecha economía española. A "España no le va bien", pero le podría ir mucho peor. Hace menos de un año, el día 12 de mayo de 2010, España, su Gobierno, se encontraba ante una situación equiparable a la que atraviesa, en estos días, Portugal. La noche del 12 de mayo, el Reino de España se encontró al borde mismo del abismo. Enfermo aquejado de pronóstico muy grave, ingresado en la UVI. En ese momento, y tras la aprobación por un voto de diferencia del Plan de Ajuste presentado por el Gobierno español, ante la sombría amenaza de la intervención económica, el Partido Nacionalista Vasco apostó por la estabilidad, si se daban para nosotros las condiciones necesarias. Lo hicimos casi en solitario y conscientes de los riesgos políticos que esa decisión entrañaba. El encono partidista y la incapacidad para llegar a acuerdos de los grandes partidos portugueses han llevado a Portugal a una situación de extrema urgencia. Así vamos a constatarlo previsiblemente en las próximas semanas tras la dimisión forzada de su primer ministro José Sócrates. Probablemente en esa misma situación de urgencia extrema se encontraría el Estado español sin el acuerdo presupuestario para la estabilidad económica asumido y firmado por el Partido Nacionalista Vasco. Un acuerdo presupuestario, por cierto, ni impulsado ni deseado ni “bienvenido” por el Partido Socialista de Euskadi. En ese momento histórico crucial, asistimos atónitos a la falta de visión y altura de miras del Lehendakari, su partido y su Gobierno en Euskadi. No estuvo a la altura de las circunstancias. Ni en ese momento ni en el conjunto de su actividad. Y esta es una constatación irrefutable. La situación económica en Euskadi: Euskadi-n hobeto gaude, denok dakigunez gero, baina zeregin handia dugu gure aurrean hala ere. He dicho que Euskadi no es una isla. No somos ajenos a los problemas generados por esta crisis. Pero es cierto que nuestra situación no es tan grave como la de nuestro entorno.Los últimos datos de crecimiento económico en el ejercicio 2010 nos sitúan a la cabeza del Estado. Tenemos un crecimiento en el entorno del 1% y una tendencia, lenta pero sostenida, hacia la progresión. El factor que estimula este crecimiento se encuentra en la fortaleza de las empresas vascas. Una fortaleza arraigada. Sustentada en una cultura empresarial y eminentemente industrial, forjada en la superación de ciclos económicos negativos y en una correcta gestión de los positivos. Un músculo acreditado gracias al dinamismo, la mejora permanente de las estructuras, la búsqueda de nuevas oportunidades de negocio, la especialización y la apuesta por la calidad en los procesos de gestión y de producto. También gracias a un clima de incentivación pública de la inversión. Las administraciones vascas han alentado el cuerpo emprendedor de Euskadi con levadura de infraestructuras, equipamientos y modernización. Con una nítida política económica, industrial y tributaria. Con una clara apuesta por el impulso de la formación, la innovación y la internacionalización de las empresas vascas. Haciendo uso de la imagen que es guía en nuestro caso, hoy recogemos los frutos que hemos sembrado durante dos décadas de apoyo directo e inducido a la actividad empresarial en Euskadi. Hoy la prioridad es seguir sembrando. La economía vasca está mejor. Pero, yo diría que solo parte de la economía vasca está mejor. Quiero trasladar mi preocupación por una realidad a “dos velocidades” en Euskadi. Importantes empresas y sectores están creciendo, en buena medida gracias a la exportación y a sus mercados internacionales. Estas empresas realizan un reseñable esfuerzo de inversión e innovación en el futuro. Pero hay otra velocidad. El consumo está parado y hay sectores que dependen del mercado interior –en particular, el comercio minorista y las pequeñas empresas- que están sufriendo y van a seguir sufriendo. Ante este “sector doliente”, el Gobierno Vasco carece de política. No ha implantado medida alguna. No ejerce su labor tractora. Deja huérfanos de apoyo y estímulo a sectores importantes de nuestra economía. Sin crédito y sin aumento del consumo estos sectores no se reactivarán. Si la economía española no mejora, una parte de nuestras empresas seguirán sufriendo. Frente a la “actitud de Tancredo” del Gobierno vasco, el Partido Nacionalista Vasco propone una nueva apuesta por la apertura de nuestras empresas, la búsqueda de nuevas oportunidades, la provisión de líneas de financiación. Tenemos que ayudar urgentemente a compensar el debilitamiento de ese mercado interior. Esta situación no es nueva para nosotros. La crisis de los años 80 y 90 fue más devastadora que la actual. En aquel momento Euskadi supo reinventarse y salir adelante. Hace 30 años la administración vasca, con la gestión y el liderazgo del Partido Nacionalista Vasco, se puso al servicio de un gran esfuerzo colectivo de todo el País. Entonces conseguimos el objetivo, salir de la crisis. En este momento necesitamos lo mismo. Unas políticas públicas en las que el rigor, el control del déficit, la previsión de inversiones, la estrategia de acompañamiento a las iniciativas empresariales, marquen la agenda y los objetivos. Euskadi también sabrá salir adelante de esta crisis. Soy optimista, especialmente por la fuerza interna de Euskadi. Por eso creo que es importante, en estos delicados momentos, transmitir confianza e ilusión en nuestro País. El pacto PSE-PP ha marcado un desplazamiento del Partido Nacionalista Vasco, pero, sobre todo, ha aparcado una forma de gestionar, nuestra forma de gestionar. No solo nos desplazaron a la oposición. Nos despreciaron y echaron por la borda un capital de gestión y de medidas de política económica que había sido, como es reconocido internacionalmente, un laboratorio de innovación de primer nivel. Este pacto PSE-PP, vacío de contenido económico, ha dado paso a la inacción y al seguidismo de la política estatal. Nos conduce a una pérdida progresiva del margen positivo con que contábamos al inicio de esta legislatura, tras tres décadas de adecuada gestión económica. Un ejemplo: cuando más necesitamos volcarnos en la apertura internacional de nuestras empresas y productos, nuestro Gobierno ha paralizado el proceso de implantación de las delegaciones internacionales de Euskadi. Tiraron a la basura, sin más –era el cambio por el cambio-, nuestro Plan Estratégico y, tras dos años, no han elaborado el anunciado, hace ya mucho tiempo, Plan Marco de Acción Exterior. La realidad es que, en estos dos años de acuerdo PSE-PP, el paro no ha dejado de crecer, la deuda del Gobierno se ha multiplicado por seis. Con el agravante de que este endeudamiento no se destina a inversiones extraordinarias en tiempos de crisis, se utiliza para tapar agujeros de un gasto corriente que no se reduce sino que se incrementa. Dos años de Gobierno sin programa económico, sin un sencillo plan que marque objetivos concretos. Dos años de cambios y rectificaciones, de improvisación y falta de estrategia. El último episodio es patético. Dos años después de que el anterior ejecutivo suscribiera un acuerdo con la multinacional Arcelor-Mittal, el Lehendakari exige una foto de rúbrica de aquella alianza ya comprometida. Ya ha conseguido su foto. Ya ha conseguido su objetivo. En estos dos años, la medida económica más reconocible ha sido copiar los planes “E” de Rodríguez Zapatero, subvencionando contrataciones temporales para pequeñas obras locales. Han pasado más de seis meses desde que se asumiera la competencia de las políticas activas de empleo. Pues bien, el Gobierno todavía no ha tenido tiempo de presentar al resto de instituciones concernidas los objetivos, la estructura o las previsiones de Lanbide. Nosotros conseguimos esta transferencia y todavía no se nos ha informado sobre su plan de gestión y desarrollo. No voy a comentar lo sucedido con el cruce de datos de desempleados. Se comenta solo. Estos dos años de des-gobierno nos han hecho retroceder. Como saben, el término stress test se ha adoptado como prueba de resistencia para determinar el nivel de solvencia de las entidades financieras. Pues bien, la inactividad, la falta de criterios claros, la inexperiencia, las medidas banales, la obsesión por la imagen y la comunicación... que ha acreditado el actual Gobierno Vasco en su trayectoria, nos permiten afirmar que este Gobierno no supera la prueba de resistencia o stress test de solvencia. No es un Gobierno fiable que pueda liderar la respuesta a los retos de nuestro País en estos momentos de severas dificultades. Quiero subrayar que el Partido Nacionalista Vasco y sus representantes institucionales hemos ofrecido diversos acuerdos al Gobierno para la estabilidad política y la reactivación económica. El Gobierno no los ha aceptado. El Gobierno Vasco no supera el stress test, ni tampoco se deja ayudar o rescatar. Y lo que está en juego, no lo olvidemos, es nuestro futuro, el futuro de las vascas y de los vascos. Nuestras propuestas: Eusko Alderdi Jeltzalea “gobernu alderdi” bat da. Honek, kritikarekin batera, beti gure proposamenak aurkezten ditugula esan nahi du. Es preciso recuperar estos dos años perdidos. Y la pregunta es, ¿recuperar cómo? Retomando el pulso, admitiendo los problemas y actuando con determinación sobre cuatro ejes estratégicos: Primero. Para crear empleo es imperativo abordar, desde la responsabilidad, el grave déficit que acompaña a nuestro modelo sociolaboral. Un modelo que limita la generación sostenible de empleo de calidad. Un modelo que es injusto e ineficiente, que genera graves problemas sociales (altas tasas de paro y precariedad) y económicos (baja productividad y competitividad empresarial). Existen dos vías de intervención. La primera, la modernización de las políticas activas y pasivas de empleo. La segunda, la revisión del funcionamiento del sistema de negociación colectiva. Segundo. Debemos elevar la competitividad de nuestro modelo productivo. Avanzar en competitividad exige mejorar en términos de productividad, innovación e internacionalización. La presencia en los países emergentes, Brasil, China, India, Rusia o Latinoamérica, junto con el mercado europeo y norteamericano, son un objetivo estratégico para nuestro tejido empresarial y científico-tecnológico. Para ello, es obligado invertir en educación y mejora de nuestro capital humano. Apostar por el talento. Ofrecer oportunidades de empleo en prácticas y becas de excelencia, a una juventud cada vez mejor formada. Tercero. Apostar por el fortalecimiento de la estructura económica y empresarial vasca. Fomentar la inversión empresarial y la creación de empresas es una prioridad de la agenda pública. Propiciar alianzas estratégicas y de cooperación. Impulsar la cultura del emprendizaje, explorando nuevos mecanismos fiscales y legales que apoyen a quienes asumen el riesgo empresarial. Además, fomentar el autoempleo y la financiación a la PYME y el colectivo de autónomos. Y cuarto. Abordar el debate pendiente de la sostenibilidad del conjunto del sistema de bienestar. El norte lo compartimos todos: garantizar la dignidad de los más desprotegidos, así como la solidaridad intergeneracional. Las preguntas irrenunciables están planteadas: ¿Qué servicios sociales y sanitarios queremos y podemos ofrecer en el futuro?; ¿Cómo los vamos a pagar?; ¿Cómo vamos a controlar el gasto?; ¿Cómo ser más eficientes en la gestión de los recursos públicos?; y, ¿Cómo evitar y corregir el fraude en relación con los servicios públicos? Estos son las cuestiones que como Partido Nacionalista Vasco hemos planteado en nuestras relaciones políticas e institucionales. Abordar estos retos estratégicos es posible. Es posible porque ha sido posible antes en Euskadi. Es posible recuperando el tiempo perdido y la trayectoria que durante treinta años ha mantenido la gobernanza de este país. Por eso soy optimista. Un nuevo tiempo para Euskadi: Egoera eta aukera berri baten aurrean bizi gara. Gizarteak “itxaropen ixila” erakusten digu. Eta gure erantzunkizuna erantzunak ematea da. No quiero terminar sin hacer una mención al tema de la paz y la normalización. Nos encontramos ante un “nuevo tiempo”, y... ¡miren!, no estamos aquí para creer o no en la apuesta de la llamada izquierda abertzale, la histórica. Las cuestiones de fe tienen que ver con otras muchas cosas, pero no sé si con la política y, desde luego, no con los principios, creo. Nos estamos haciendo trampas. Nos llevamos haciendo trampas demasiado tiempo entre quienes nos proclamamos demócratas. Nos hacemos trampas con la Ley de Partidos. Trampas con los posicionamientos públicos que trasladamos a la sociedad. Trampas porque intentamos condicionar o, mejor dicho, intentamos compaginar las posturas éticas con intereses electorales a muy corto plazo. Y así la solución va a tardar mucho más en llegar. No nos hagamos trampas utilizando el listón de los principios como si fuera una barra regulable. Los principios no son un chicle. Dejemos de hacernos trampas. La “izquierda abertzale” ha dado los pasos. No sé si con la boca grande o con la boca pequeña. No tenemos ni idea. Pero ha dado los pasos. Ha dado los pasos que la mayoría le habíamos exigido. Dejemos de hacernos trampas. Si no son capaces de mantener su apuesta, los grandes perjudicados van a ser ellos mismos. No tratemos de vincular y condicionar, por interés, la legalización de la autodenominada izquierda abertzale a la desaparición de ETA. Estamos hablando de otra cosa. De un colectivo que ha dicho que quiere hacer política y ha dado los pasos necesarios para ello. Ha asumido compromisos que nunca antes había asumido. Se ha comprometido. Si hoy hacemos lo que debemos hacer, si ponemos los principios por encima de los juegos tácticos, el camino hacia el final de la violencia, por su no legitimidad y por su rechazo social, estará más transitado. Probablemente una de las decisiones más comprometidas y delicadas de la transición hace más de 30 años fue la legalización del Partido Comunista. Fue una decisión política. Estoy convencido de que hoy tenemos que aplicar aquella misma altura de miras. La altura de miras también del Acuerdo de Ajuria-Enea en su integridad. Una altura de miras política para encauzar un “nuevo tiempo”, una nueva transición en Euskadi. Es claro quién debe qué a quién. Pero todos tenemos la responsabilidad de hacerlo bien. Tenemos que abandonar la tentación de utilizar este tema en beneficio propio. La legalización de la “izquierda abertzale” no comporta riesgo alguno para el Estado. Solo puede traer beneficios. Lo que Euskadi necesita, después de años de violencia, es transitar a un nuevo camino. Como siempre hemos hecho: controlando los riesgos, actuando con decisión y logrando los beneficios. Esto es lo que nos pide la sociedad vasca, esto es lo que ofrece el Partido Nacionalista Vasco. Hoy, con el altavoz puesto por determinados medios de comunicación, se alimenta la enésima polémica en relación a los contactos mantenidos entre el Gobierno español y ETA en el pasado “alto el fuego”, frustrado por la organización terrorista. Fueron, además de los previos y de los del entre tanto, contactos celebrados tras las conversaciones de Loiola y el atentado de la T-4 en Barajas. Contactos que el PNV conoció pese a su carácter secreto. Contactos que ni denunciamos ni recriminamos. Y ello a pesar de que, en sentido inverso, el PNV siempre ha recibido los reproches y las críticas más injustas cada vez que se ha movido y ha arriesgado, incluso en solitario, en la búsqueda de la paz. Jamás pondremos palos en la rueda a quien honestamente trabaje para conquistar la paz. No lo hemos hecho en el pasado ni lo haremos en el futuro. Es cuestión de responsabilidad, de principios democráticos. En reciprocidad, exigimos respeto. Nuestra propuesta es sacar esta cuestión, de una vez y para siempre, del cálculo político. Porque quien busca réditos quizás está poniendo un precio a la paz que la hará inconquistable. Y la paz es un bien supremo en el que todos ganamos. Es el gran beneficio social al que aspiramos. A veces, uno tiene la impresión de que mucha de la clase política sólo trabaja por el bien particular y propio, en lugar de hacerlo por el bien común. Ese egoísmo partidista, de mercadeo publicitario, está debilitando la credibilidad de la ciudadanía en relación a la política. Yo reivindico la política, lo hago con mayúsculas. Debemos recuperar la confianza de las-los ciudadanos en la política. Este es un reto de nuestros tiempos. Termino solicitando que meditemos por un momento en esta idea: Si este país alcanza, al fin, la paz y consigue reactivar la economía, tendrá un futuro inmejorable. El Partido Nacionalista Vasco no tiene ninguna duda al respecto. Actividad económica y empleo. Autogobierno. Internacionalización. Participación social y política. Y paz. Estos son nuestros retos inmediatos. Con ellos no hacemos cálculos. Buscamos soluciones. Aportamos realidades. Ofrecemos certidumbre, confianza, transparencia y apertura a nuestra sociedad. Por eso decimos que este es el momento de dar lo mejor. Eskerrik asko aurkezpen hau jarraitzeagatik. “Onena emateko garaia” dela esaten ari gara, eta nire partetik onena ematen ere saiatu naiz eta saiatuko naiz. Espero haber respondido al interés de Nueva Economía Fórum, sus patrocinadores BBK y Petronor, como también a todas-todos ustedes. Eskerrik asko! Este discurso puede ser modificado parcial o totalmente por el orador. Sólo es válido lo pronunciado durante su intervención pública. Eskerrik asko

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