05 junio 2009

La Unión Europea: un escenario para la paz
Euskadi alberga el último foco de violencia política en Europa. La Unión Europea puede y debe ayudar en la superación de esta situación. Particularmente significativo ha sido el caso de Irlanda del Norte, donde las instituciones comunitarias apoyaron activamente a las partes, alentándolas a que encontrasen puntos de encuentro y financiando generosamente las iniciativas transversales que aseguraban el camino de la paz y la reconciliación. El logro de la paz en Irlanda del Norte ha constituido uno de los mayores, y menos conocidos, éxitos políticos de la integración europea. Tal y como rezaba la declaración del Consejo Europeo de 20 de diciembre de 1993 “el fin del amargo conflicto en Irlanda del Norte supondría grandes beneficios económicos y sociales para la región, los Estados Miembros afectados y la Unión Europea como tal. Así pues, el interés general de la Unión está involucrado, ciertamente, en la erradicación de la violencia terrorista que sufre nuestra tierra.


PEACE II (Programa de la UE para la Paz y Reconciliación en Irlanda del Norte y la región fronteriza e Irlanda) perseguía el objetivo de forzar el progreso hacia una sociedad pacífica y estable y promover la reconciliación, no sólo para beneficio de la región más afectada, sino de la Unión Europea en su conjunto. Teniendo en cuenta, además, que el propio documento recoge la posibilidad de exportar los frutos de la experiencia a otras regiones EAJ-PNV propugna que la Unión Europea debe asumir un papel fundamental en la resolución del conflicto en Euskadi.

EAJ-PNV está convencido de que, al igual que la integración europea se originó con el objetivo de acabar con los conflictos entre Estados, de buscar una paz estructural, hoy, en pleno siglo XXI la Unión debe hacer todo lo posible por terminar con el último de los conflictos en el interior de sus fronteras. No sólo por generosidad y coherencia con los valores que inspiran la Europa política, sino de manera coherente con la función de agente pacificador fuera de sus propias fronteras.
Euskadi alberga el último foco de violencia política en Europa. La Unión Europea puede y debe ayudar en la superación de esta situación. Particularmente significativo ha sido el caso de Irlanda del Norte, donde las instituciones comunitarias apoyaron activamente a las partes, alentándolas a que encontrasen puntos de encuentro y financiando generosamente las iniciativas transversales que aseguraban el camino de la paz y la reconciliación. El logro de la paz en Irlanda del Norte ha constituido uno de los mayores, y menos conocidos, éxitos políticos de la integración europea. Tal y como rezaba la declaración del Consejo Europeo de 20 de diciembre de 1993 “el fin del amargo conflicto en Irlanda del Norte supondría grandes beneficios económicos y sociales para la región, los Estados Miembros afectados y la Unión Europea como tal. Así pues, el interés general de la Unión está involucrado, ciertamente, en la erradicación de la violencia terrorista que sufre nuestra tierra.

PEACE II (Programa de la UE para la Paz y Reconciliación en Irlanda del Norte y la región fronteriza e Irlanda) perseguía el objetivo de forzar el progreso hacia una sociedad pacífica y estable y promover la reconciliación, no sólo para beneficio de la región más afectada, sino de la Unión Europea en su conjunto. Teniendo en cuenta, además, que el propio documento recoge la posibilidad de exportar los frutos de la experiencia a otras regiones EAJ-PNV propugna que la Unión Europea debe asumir un papel fundamental en la resolución del conflicto en Euskadi.

EAJ-PNV está convencido de que, al igual que la integración europea se originó con el objetivo de acabar con los conflictos entre Estados, de buscar una paz estructural, hoy, en pleno siglo XXI la Unión debe hacer todo lo posible por terminar con el último de los conflictos en el interior de sus fronteras. No sólo por generosidad y coherencia con los valores que inspiran la Europa política, sino de manera coherente con la función de agente pacificador fuera de sus propias fronteras.
Euskadi alberga el último foco de violencia política en Europa. La Unión Europea puede y debe ayudar en la superación de esta situación. Particularmente significativo ha sido el caso de Irlanda del Norte, donde las instituciones comunitarias apoyaron activamente a las partes, alentándolas a que encontrasen puntos de encuentro y financiando generosamente las iniciativas transversales que aseguraban el camino de la paz y la reconciliación. El logro de la paz en Irlanda del Norte ha constituido uno de los mayores, y menos conocidos, éxitos políticos de la integración europea. Tal y como rezaba la declaración del Consejo Europeo de 20 de diciembre de 1993 “el fin del amargo conflicto en Irlanda del Norte supondría grandes beneficios económicos y sociales para la región, los Estados Miembros afectados y la Unión Europea como tal. Así pues, el interés general de la Unión está involucrado, ciertamente, en la erradicación de la violencia terrorista que sufre nuestra tierra.

PEACE II (Programa de la UE para la Paz y Reconciliación en Irlanda del Norte y la región fronteriza e Irlanda) perseguía el objetivo de forzar el progreso hacia una sociedad pacífica y estable y promover la reconciliación, no sólo para beneficio de la región más afectada, sino de la Unión Europea en su conjunto. Teniendo en cuenta, además, que el propio documento recoge la posibilidad de exportar los frutos de la experiencia a otras regiones EAJ-PNV propugna que la Unión Europea debe asumir un papel fundamental en la resolución del conflicto en Euskadi.

EAJ-PNV está convencido de que, al igual que la integración europea se originó con el objetivo de acabar con los conflictos entre Estados, de buscar una paz estructural, hoy, en pleno siglo XXI la Unión debe hacer todo lo posible por terminar con el último de los conflictos en el interior de sus fronteras. No sólo por generosidad y coherencia con los valores que inspiran la Europa política, sino de manera coherente con la función de agente pacificador fuera de sus propias fronteras.
Euskadi alberga el último foco de violencia política en Europa. La Unión Europea puede y debe ayudar en la superación de esta situación. Particularmente significativo ha sido el caso de Irlanda del Norte, donde las instituciones comunitarias apoyaron activamente a las partes, alentándolas a que encontrasen puntos de encuentro y financiando generosamente las iniciativas transversales que aseguraban el camino de la paz y la reconciliación. El logro de la paz en Irlanda del Norte ha constituido uno de los mayores, y menos conocidos, éxitos políticos de la integración europea. Tal y como rezaba la declaración del Consejo Europeo de 20 de diciembre de 1993 “el fin del amargo conflicto en Irlanda del Norte supondría grandes beneficios económicos y sociales para la región, los Estados Miembros afectados y la Unión Europea como tal. Así pues, el interés general de la Unión está involucrado, ciertamente, en la erradicación de la violencia terrorista que sufre nuestra tierra.

PEACE II (Programa de la UE para la Paz y Reconciliación en Irlanda del Norte y la región fronteriza e Irlanda) perseguía el objetivo de forzar el progreso hacia una sociedad pacífica y estable y promover la reconciliación, no sólo para beneficio de la región más afectada, sino de la Unión Europea en su conjunto. Teniendo en cuenta, además, que el propio documento recoge la posibilidad de exportar los frutos de la experiencia a otras regiones EAJ-PNV propugna que la Unión Europea debe asumir un papel fundamental en la resolución del conflicto en Euskadi.

EAJ-PNV está convencido de que, al igual que la integración europea se originó con el objetivo de acabar con los conflictos entre Estados, de buscar una paz estructural, hoy, en pleno siglo XXI la Unión debe hacer todo lo posible por terminar con el último de los conflictos en el interior de sus fronteras. No sólo por generosidad y coherencia con los valores que inspiran la Europa política, sino de manera coherente con la función de agente pacificador fuera de sus propias fronteras.

La paz demanda, en suma, la colaboración y generosidad de ese espacio político llamado Unión Europea. A diferencia del caso irlandés, Euskadi no precisa de ayuda financiera. Sin embargo, el apoyo político, la colaboración institucional y la búsqueda del reconocimiento de nuestro pueblo y de nuestras instituciones, será uno de los objetivos que EAJ-PNV persiga sin descanso en la confianza de que nos permitirá avanzar firmemente hacia la paz y la normalización política.

EAJ-PNV buscará la colaboración y apoyo de las instituciones comunitarias para propiciar y consolidar un eventual escenario de paz duradero basado en el diálogo político y sobre la base del más escrupuloso respeto a los Derechos Humanos.